jueves, 31 de diciembre de 2020

El fuego (XXXI) La guerra y el fuego


Historia del fuego


   El fuego aparece como arma, cuando el hombre lo coloca ante su gruta para protegerse de los grandes animales que no puede combatir y le sirve como instrumento de defensa y ataque. Cuando las familias monógamas que forma el hombre primitivo se agrupan en vida comunitaria, el fuego como arma es signo de fuerza y superioridad y se emplea en las incursiones contra poblados rivales. De una forma u otra, el fuego se utiliza en la guerra primitiva; teas, estopas, flechas incendiarias, etc., y desarrolla medios de lucha con el fin de amenazar o someter.

   Miles de siglos después surge la guerra organizada en formaciones disciplinadas y más tarde aparece la estrategia militar. El arte de la guerra proporciona al mundo antiguo los primeros estados históricos; asirios, persas, egipcios, fenicios y después griegos y romanos, forman imperios cuyos poderíos se obtienen del arte de la lucha armada. Sin embargo, el fuego es ahora arma de complemento, se emplea tras las batallas, para destruir ciudades después del asedio y saqueo. Las armas de "mano": espada, puñal, lanza, etc., y las armas de "proyección": arco, ballesta, catapulta, etc., tienen la supremacía hasta que los griegos utilizan en la guerra una misteriosa arma de fuego que proporciona a sus tropas la gloria de invencibles, y durante siglos será un apasionante dilema para todos sus enemigos.
   El "fuego griego" revolucionó de tal forma las técnicas de combate, que los griegos obtuvieron fantásticas victorias. Su uso representó un giro total en la estrategia de lucha y nuevas tácticas en la guerra naval.
    Pero la decisiva preponderancia del fuego como arma surge con el descubrimiento de la pólvora. Su aplicación en la guerra dota a los ejércitos de objetivos de largo alcance. La introducción de la pólvora en Europa (s. XIV) marca la decadencia del "fuego griego". Entre los siglos XV y XVI el empleo masivo de la pólvora transforma nuevamente la estrategia militar al perfeccionarse el armamento. Las nuevas armas de "fuego portátil" señalan el fin de la clasificación entre armas "ofensivas" "defensivas" y quedan en desuso yelmos, escudos, corazas, cotas de malla, etc., lo que proporciona a las tropas mayor movilidad y agilidad en combate. En la alta Edad Media, la infantería regular desplaza el predominio hasta entonces de la caballería pesada.
    La primera arma mecánica de fuego que se empleó en la guerra fue la "espingarda". Le siguieron el "arcabuz", el "mosquete" y en armas pesadas o de artillería, el cañón. Durante la guerra franco-prusiana de 1870 el empleo del fuego fue tan masivo, que pasó a considerarse el arma más ofensiva de toda la historia de la guerra. Los resultados obtenidos de aquella contienda, sirvieron para que ambos ejércitos ensayasen nuevas tácticas en armas de fuego más perfeccionadas.
    Durante la primera Guerra Mundial (1914-1918), el "fuego aéreo" debido al progreso de la aviación, los tanques o carros de combate en tierra y las armas de fuego "automáticas" principalmente, vuelven a modificar totalmente la ciencia militar. El automatismo de las armas que se cargan por sí solas, sin otra intervención que la de sus propios mecanismos, multiplica la acción ofensiva y repercute en mayores intervalos de combate. Se da ahora prioridad a la infiltración sobre la acción en masa y a la guerra de guerrillas, con objeto de contrarrestar los blancos excesivos frente al fuego. En la segunda Guerra Mundial, la perfección en armas de fuego es cien veces más espectacular.
    La aviación de combate emplea el fuego aéreo en bombas de gran potencia, para el bombardeo masivo de ciudades enemigas con objetivos militares e industriales y desmoralizar al mismo tiempo a las poblaciones civiles. En tierra se emplean "lanzallamas", "bazookas", "obuses" de gran alcance, "minas” magnéticas terrestres y marinas, "torpedos" lanzados por sumergibles, "cohetes autopropulsados", etc. Los alemanes que antes de comenzar esta guerra especulan con las posibilidades del enemigo en la utilización de nuevas armas, conciben y ponen en práctica la "guerra relámpago" con objeto de contrarrestar al máximo el fuego enemigo. La táctica principal es tanto la movilidad como la dispersión de fuerzas y el ataque por sorpresa. Con el fin de la guerra, los alemanes ensayan las famosas armas -V, proyectiles dirigidos con un alcance de miles de kilómetros. Durante la guerra de Vietnam, los norteamericanos ensayaron en Asia la "guerra química", una de cuyas dos vertientes son las sustancias "incendiarias" con el "napalm", versión moderna del "fuego griego".
   Sin embargo, las "armas de fuego" más destructoras hasta hoy, han sido las "armas termonucleares", que han modificado imprevisiblemente todo el clásico arte de la guerra, llegando a abocar incluso a toda la humanidad a un futuro incierto. Primero la bomba atómica lanzada por primera vez en Japón en 1945, después la bomba de hidrógeno y el descubrimiento en 1978 de la bomba de neutrones por los norteamericanos, han convertido la paz mundial en una constante amenaza y aún, aparte de las consecuencias que pueden aportar estas armas en sí, existe el hecho alucinante de las posibles e inimaginables secuelas producidas por la "radiactividad" a largo plazo, siendo hoy el desarme mundial la única forma válida para sustraerse al imprevisible riesgo, para la vida total, que significan las “armas de fuego" aplicadas a la guerra moderna.


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