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jueves, 31 de diciembre de 2020

El fuego (XXIX) El fuego y sus tradiciones


Historia del fuego

     Desde los tiempos más remotos, los pueblos se sintieron fascinados por el fuego y aparte de su simbolismo en la mitología y en la liturgia de las religiones, el fuego fue también fiesta y diversión, regocijo o esparcimiento, deviniendo con el tiempo costumbres y tradiciones, muchas de las cuales han llegado hasta nuestros días. Fiestas cuyo motivo era el fuego, pero que se diversificaron según las costumbres y formas de vida de los diferentes pueblos.

   El "paso por el fuego" es en Japón una fiesta de primavera y forma parte de las consecuencias lógicas de una tradición que se mantiene viva. Todos los años desde 744, un día de abril tiene lugar esta fiesta en el templo budista de Yakno-In, sobre el monte Takao. Los creyentes caminan descalzos sobre las ascuas de una hoguera de 20 metros cuadrados sin sentir dolor; su fe les preserva de las quemaduras. Hasta 1950 sólo podían participar en ella los sacerdotes, a partir de aquella fecha tomaron parte también todas las personas creyentes. La fiesta se celebra en honor al dios de la montaña, al que se invoca la esperanza y paz para todos.
   Desde mil años antes, el "paso por el fuego" se celebraba en China y los budistas taoístas en tiempos del Khan Kublai, le dedicaban grandes y aparatosas fiestas y también lo practicaban los "dosah", casta inferior de Bear y Chota Nagpur, en la India. En las islas Fid los "bhuiyas" de Mirzapur, celebraban también grandes fiestas y todo aquel que estaba "poseído" por la pureza de espíritu, no sentía dolor en sus pies. En Bulgaria se llamaba "nistinares" a los que cruzaban el fuego y se consideraba un privilegio hereditario.
   En América los indios de las tribus "mobiles", "chippewaes" y otros, celebraban la victoria de sus batallas danzando por la noche alrededor del fuego, y "sioux" y "cheyennes" danzaban ante el fuego antes de marchar a la lucha, para invocar la protección de sus dioses. El inca Garcilaso de la Vega, en la historia que dejó de los reyes, sus abuelos, relata que en Cuzco se celebraban anualmente grandes festividades religiosas y de todas partes acudían gentes a las celebraciones. Los fuegos ardían durante una semana por las noches alrededor de Cuzco y los forasteros a su calor, se divertían con cánticos, aguardando el nuevo día.
   Los "damaras" en África del Sur, celebraban sus fiestas locales y ceremonias de boda, nacimiento y muerte, siempre sin apartarse del fuego, pues en día de fiesta alejarse del fuego se consideraba desgracia. En el norte de África, los bereberes nómadas del Sahara y mayormente para la tribu de los "tuareg", el fuego ha sido siempre lugar de reunión, o única fiesta que han poseído.
   Una Fiesta antiquísima en Indonesia, produce aún hoy al visitante la sensación de misterio inexplicable. Se trata de la festividad ritual del Sanghyan Dyaran, durante la cual "el baile sobre el fuego" se contempla con emoción incontenible, pues el bailarín danza entre las llamas, sin producirse la más leve quemadura. La explicación que se da al forastero es que los danzantes se hallan en trance. Igualmente los ritos de "inhumación de cadáveres" en Bali, es siempre un acontecimiento festivo. Se coloca al cadáver en el interior de un toro o león de madera decorada y después se quema, aventando las cenizas al mar. La ceremonia con amigos, parientes y vecinos del difunto, es vivo motivo de alegría por el paso a una vida superior.
   En Europa las tribus "celtas" legaron a los pueblos gran número de fiestas en honor del fuego, que otras tribus sometidas adaptaron a sus costumbres locales. En Irlanda por ejemplo, reminiscencias de estas fiestas son las hogueras que se encendían en la vigilia de Resurrección por medio de ocho cristales de aumento, fiesta que San Bonifacio alude como rito, en las cartas al papa Zacarías.
   Sin embargo, de toda Europa, el país que ha conservado mayor número de fiestas dedicadas al fuego, ha sido España. Fiestas que no sólo se han mantenido en el tiempo, sino que se han acrecentado. Así, el hechizo del fuego ha conservado su vigencia, y en ciertos casos, ha adquirido nuevas dimensiones. El "paso por el fuego", en Soria, las "Fallas" en Valencia, las "hogueras de San Juan y San Pedro" en Cataluña; los "toros embolados" en el Levante español y otras tantas festividades, son celebraciones anuales en España, en honor del fuego y que causan admiración de todo forastero que llega a una ciudad y contempla el espectáculo original de unas fiestas hoy únicas.


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