El primer pirómano de la historia de la humanidad, fue un griego de oscuro nacimiento que por el deseo de ver su nombre inmortalizado, tuvo la monstruosa idea de incendiar el Templo de Diana en Éfeso, considerado una de las siete maravillas del mundo antiguo. Planeó el incendio con tal meticulosidad que el templo quedó en cenizas en pocas horas.
Eróstrato fue juzgado (21 julio de 356 a. de C.) por su criminal acción y condenado a morir en la hoguera. Durante años, aún se publicaron decretos prohibiendo pronunciar su nombre en público.