Muchos de los bomberos que participaron en las labores de rescate de los atentados del 11 de septiembre de Nueva York tienen serias dificultadas respiratorias debido al denso polvo al que estuvieron expuestos.
Según uno de los análisis más amplios elaborados desde 2001, miles de trabajadores de los equipos de rescate que participaron en el 11S aún respiran con dificultad y su recuperación a largo plazo parece difícil. La revista “The New England Journal of Medicine” ha publicado el análisis de las secuelas que sufren estas personas y sus conclusiones son preocupantes. En el estudio, coordinado por el responsable de los servicios médicos del Cuerpo de Bomberos David Prezant, participaron un total de 12.781 integrantes del Departamento de Incendios de la Ciudad de Nueva York que estuvieron trabajando entre el día del atentado y el 24 de septiembre de 2001.
Durante el primer año su función respiratoria empeoró hasta 12 veces por debajo de la media de la población; ahora, transcurridos siete años (el análisis se cerró en 2008) se publica que su recuperación no ha mejorado. Cabe destacar que los investigadores conocían la salud pulmonar previa a los ataques de los participantes en el estudio, porque estaban participando en otro estudio y disponían de los datos de sus espirometrías.
Prezant explica que estas personas estuvieron sometidas a un polvo tan denso que sus pulmones aún no han podido recuperarse de la gran cantidad de partículas en suspensión y gases tóxicos desprendidos por el derrumbe de las torres. Entre los no fumadores, el porcentaje de aquellos con una espirometría por debajo de lo normal ha ascendido de un 3% al 13% en el caso de los bomberos y hasta el 22% entre personal sanitario de emergencias.
Aunque habitualmente los bomberos suelen exponerse a partículas en suspensión en el ejercicio de su trabajo, los investigadores declararon que en este caso el humo era tan denso y su exposición fue tan intensa que para muchos de ellos la recuperación de la función pulmonar normal resulta imposible.
Según uno de los análisis más amplios elaborados desde 2001, miles de trabajadores de los equipos de rescate que participaron en el 11S aún respiran con dificultad y su recuperación a largo plazo parece difícil. La revista “The New England Journal of Medicine” ha publicado el análisis de las secuelas que sufren estas personas y sus conclusiones son preocupantes. En el estudio, coordinado por el responsable de los servicios médicos del Cuerpo de Bomberos David Prezant, participaron un total de 12.781 integrantes del Departamento de Incendios de la Ciudad de Nueva York que estuvieron trabajando entre el día del atentado y el 24 de septiembre de 2001.
Durante el primer año su función respiratoria empeoró hasta 12 veces por debajo de la media de la población; ahora, transcurridos siete años (el análisis se cerró en 2008) se publica que su recuperación no ha mejorado. Cabe destacar que los investigadores conocían la salud pulmonar previa a los ataques de los participantes en el estudio, porque estaban participando en otro estudio y disponían de los datos de sus espirometrías.
Prezant explica que estas personas estuvieron sometidas a un polvo tan denso que sus pulmones aún no han podido recuperarse de la gran cantidad de partículas en suspensión y gases tóxicos desprendidos por el derrumbe de las torres. Entre los no fumadores, el porcentaje de aquellos con una espirometría por debajo de lo normal ha ascendido de un 3% al 13% en el caso de los bomberos y hasta el 22% entre personal sanitario de emergencias.
Aunque habitualmente los bomberos suelen exponerse a partículas en suspensión en el ejercicio de su trabajo, los investigadores declararon que en este caso el humo era tan denso y su exposición fue tan intensa que para muchos de ellos la recuperación de la función pulmonar normal resulta imposible.
Leido en: APTB
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