Los gloriosos años pasados han dejado unos posos difíciles de digerir, el acomodo empresarial a los momentos duros es mucho más difícil que en las situaciones contrarias.
En general se pensaba que la leche de la vaca no tendría fin, pero también es verdad, que cada vez menos timidamente se veía que el prado en el que pastaba la susodicha se iba acabando y que cada día que pasaba, la hierba era más escasa.
El "mea culpa" debemos entonar los fabricantes en la parte alícuota que nos corresponde, actualmente estamos entrando en la terrible dinámica del "sálvese quien pueda".
No sabemos si para luego será tarde o será nunca, pero todo parece sugerir que esto va para largo, seremos capaces de seguir empecinados en el suicida sistema de tirar los precios para vender más?
Considero que esta forma de trabajar no favorece ni beneficia a nadie, el descenso de precios justificados en las "importaciones" o una no declarada bajada en la calidad del producto no hacen más que ahondar en el problema.
La diversificación de productos y mercados, el mantenimiento de la calidad, la atención y servicio al cliente, son las fórmulas que otros países han experimentado con éxito en situaciones parecidas.
El prado es el que hay, la vaca (aunque algo más flaca) es la que hay, un difícil dilema para seguir sacando la misma cantidad de leche, o bien buscamos otros campos donde el animal pueda seguir pastando, o bien le echamos agua a la leche, la opción es nuestra, todo depende de lo queramos tomar.
Rojo 21
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